LA GRAN VIDA
Por JUAN T H
Hay que tenerle envidia de la buena a la mayoría de dirigentes del PLD convertidos en funcionarios del gobierno porque en los casi onces años que llevan en el poder se han dado la gran vida. ¡De que han gozado, han gozado! ¡Y lo que falta!
Nadie los ha contado los viajes, pero ni siquiera el fenecido cantante puertorriqueño Daniel Santos, conocido como “el viajero mundial”, viajó más que el Presidente Leonel Fernández alrededor del mundo.
Nadie sabe cuánto gastó el artista. Probablemente a nadie le importe. Total, era su dinero. Pero el dinero que gasta el Presidente Fernández en sus constantes giras por el mundo junto a sus amigos y relacionados del gobierno, como si fuera un Rey o un Faraón, lo paga el pueblo dominicano con su pobreza material y espiritual.
Mientras el pueblo se muere de hambre, descalzo, desnudo, a la intemperie, sin educación y sin empleo, analfabeto y mendigo, el Presidente de la República casi todos los meses se va de viaje acompañado de un séquito masivo pagado por el Estado, dándose la gran vida.
La mayoría de los ministros hace lo mismo. Siempre tienen una conferencia, un taller, un seminario, etc., para justificar sus viajes al extranjero en primera clase en compañía de sus esposas, amantes o secretarias. (Estas últimas suelen hacer las tres funciones)
Algunos restaurantes de lujo se sostienen gracias al consumo cotidiano de muchos funcionarios que no desayunan, almuerzan o cenan en sus casas, que beben vinos caros, Champagne muy costosas. Las tarjetas de crédito de las instituciones públicas no tienen límites. (Como dice el comercial: “Hay ciertas cosas que el dinero no puede comprar…” Para todo lo demás existe el Estado que es inagotable)
En un sector muy exclusivo de Santo Domingo existe un restaurante italiano famoso por la presencia de Ministros, viceministros, directores generales, generales y coroneles. (¡Cuánto comen y beben!)
Mucha gente ha dejado de ir al famoso restaurante de carnes importadas ubicado en Naco porque “van muchos funcionarios” y además es muy caro. Los precios en dólares. (Una botella de Protos Gran Reservas cuesta un ojo)
Un Ministro, solo uno, muy conocido, por cierto, gasta más de diez millones de pesos al año en restaurantes.
Otro Ministro, también muy popular, organiza fiestas con orquestas en diversos puntos donde van las novias y las amantes de sus compañeros de partido y del gobierno. (¡”Servir al Partido para Servirle al Pueblo!” Consigna del Siglo Pasado en desuso)
Son los mismos que en un tiempo no muy lejano usted los encontraba en La Marisol en Villa Consuelo, en la Barra Payán o en cualquier esquina comiéndose un “Yaniqueque”, bebiendo Vino Piña y compartiendo un cigarrillo. (Cosas del pasado, caballero)
Ellos dirán con razón: Si el Presidente de la República, que es el líder, el paradigma, el maestro, vive como un Rey, sin serlo, si todos tenemos la misma procedencia social, si pertenecemos al mismo partido, al mismo organismo, si somos compinches, ¿por qué no hacer lo mismo? ¿Y saben qué? ¡Tienen razón!
No vayan a pensar mal de mí. Ya lo dije, a esos señores y señoritos les tengo envidia de la buena. No me opongo a que se estén dando la gran vida. ¡No! En lo absoluto, a lo que me opongo es a que esa gran vida se la estén dando con mi dinero, con el dinero de nuestros impuestos, con el dinero del pueblo. ¡Por lo demás, que siga la fiesta, compadre, que al que Dios se lo dio San Pedro se lo bendiga!
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