Por: JUAN T H
La destrucción del Partido Revolucionario Dominicano forma parte de los acuerdos entre el presidente de la República y el presidente de esa organización. De lo contrario la actitud del grupo que encabeza Miguel Vargas dentro del PRD fuera de unidad interna para enfrentar a un gobierno malo, que golpea y empobrece cada día más al pueblo. Mientras el presidente del PRD hace compromisos con el gobierno, la emprende contra sus compañeros de partido, a los que ignora y viola sus derechos y aspiraciones legitimas. El PRD parece formar parte del “Bloque Progresista” que respalda al presidente Leonel Fernández. No hace oposición, no critica, no organiza la lucha del pueblo contra el alto costo de la vida, contra los apagones, contra los precios de los carburantes, etc. Ha sido el PRD, en voz de su presidente y de su principal asesor económico, el que ha respaldado la firma de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, señalando que permitirá solucionar la crisis económica, y que para el año próximo, año de elecciones, el país caminará sobre ruedas. Esa actitud de complacencia y respaldo a las políticas del gobierno contrasta con la que asumió el PLD durante el gobierno del PRD que encabezó Hipólito Mejía al que no le apoyaron una sola de sus medidas durante cuatro años. Es claro que el PRD no va hacía la victoria, el PRD va hacía una derrota. El PRD será derrotado en las elecciones congresuales y municipales. Y la culpa la tendrá la cúpula que ha negociado en secreto con el gobierno, que ha firmado pactos de alcances ignorados por el propio PRD y por el pueblo dominicano. El interés del presidente Leonel Fernández parece ser destruir al PRD o dividirlo para que termine como el Partido Reformista que hoy no es más que una entelequia que se reparten los oportunistas para hacer negocios a costa del dinero del Estado, es decir, del dinero del pueblo. De otro modo no se explica que Miguel Vargas haya adoptado medidas antidemocráticas, que haya patrocinado un fraude electoral contra Guido Gómez Mazara y Tony Peña Guaba, como tampoco se explica la arrogancia y la prepotencia que exhiben los nuevos dueños del PRD; como no se explica la decisión del presidente del PRD de reservarse las candidaturas congresuales y municipales, pisoteando el derecho a elegir y ser elegido de los miembros del partido, lo cual, por cierto, es un derecho constitucional consagrado en los estatutos de la organización política. El grupo que encabeza Miguel Vargas ha hecho todo lo posible para que el PRD se divida. Si el PRD no se ha dividido se debe al amor que los dirigentes le tienen a su partido, al arraigo popular, a su historia de 70 años. El deseo de dividir al PRD es tan evidente que una corriente cada vez más poderosa en la tendencia de Vargas Maldonado está planteando la expulsión sumaria de” Hipólito Mejía y su gente” de “Luis Abinader y su gente”. Y de todo el que se oponga a los dictámenes del presidente. De hecho los voceros “autorizados” ya lo han expresado en varias oportunidades en diversos medios de comunicación. Mientras tanto las contradicciones se profundizan en el PRD. Los desplazados por el Zar del Nuevo PRD, los que no tienen derecho a inscribir sus candidaturas, lo están haciendo en masa por instrucciones del ex presidente Hipólito Mejía que ha decidido enfrentar a Miguel Vargas y desafiar su autoridad. Todos los que, por atropello a sus derechos ciudadanos no se puedan inscribir terminarán en la Cámara Contenciosa de la Junta Central Electoral que tendrá mucho trabajo en los próximos días. El costo político para el PRD será muy alto, tan alto que le dará la victoria al PLD y al gobierno. Y el único responsable será Miguel Vargas Maldonado. ¡Nadie más! Claro, eso convertirá a Leonel Fernández en un hombre feliz.
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